En el marco de los 104 años de nuestra ciudad, el Sindicato de Petroleros Privados y el Centro de Antiguos Pobladores presentaron un emotivo micro radial que nos permitió revivir la historia local a través de la voz de tres mujeres pioneras: Susana Soto, Irene Barría y María Barría.
Río Grande celebra su historia con quienes la vivieron desde adentro. En una cálida y emotiva charla, se reunieron tres mujeres referentes para compartir anécdotas, recuerdos y valores que ayudaron a forjar la identidad de nuestra ciudad.
Susana Soto, presidenta del Centro de Antiguos Pobladores, junto a las hermanas Irene y María Barría, rememoraron los inicios de su familia en Tierra del Fuego. Su padre, llegado en 1946, se radicó definitivamente en 1949 tras casarse en Chile y regresar con su esposa. Así comenzó una historia marcada por el esfuerzo, el trabajo y la construcción del hogar en una ciudad que aún no tenía rutas ni comodidades.
“Mi papá vino caminando desde Porvenir”, cuenta Irene, relatando el sacrificio de aquellos primeros pobladores que, con pala y pico, comenzaron a trazar el camino de lo que hoy es Río Grande. Trabajó en estancias ovinas, en el frigorífico y luego en Obras Sanitarias, cuando el agua se repartía casa por casa. Su madre, mujer incansable, fue ama de casa, pensionista y comerciante.
La charla avanzó entre risas y nostalgias. Se evocaron bailes familiares, estudios en colegios religiosos, amistades de toda la vida y oficios que marcaron época. Irene trabajó en la creación del primer Registro del Automotor y en la oficina del recordado Ramón Trejo. María, por su parte, colaboró en el almacén familiar “El Progreso” y luego se jubiló con años de servicio acumulados entre la actividad comercial y pública.
Además de recordar sus trayectorias laborales, compartieron el profundo arraigo que sienten por esta tierra: “A quienes vienen a trabajar, los recibimos bien. Así como nuestros padres llegaron en busca de un futuro, otros también lo merecen”, reflexionó Irene. Sus palabras condensan el espíritu de una ciudad construida por pioneros, pero también abierta a nuevas historias.
La vida cultural también formó parte del relato: Irene baila en el Ballet Municipal y ambas participan en talleres, actividades y eventos del Centro de Antiguos Pobladores. Incluso recordaron con emoción sus viajes, entre ellos una estadía de 21 días en Japón.
La nota cerró con un mensaje lleno de calidez: “En mi casa siempre hay un niño chiquito, todos los años aparece Papá Noel”, dijo entre sonrisas María, quien espera con ilusión el nacimiento de su bisnieto para diciembre.
El micro “Viento, nieve y barro” continuará todos los martes y jueves, ofreciendo un espacio para que otras voces antiguas puedan contar sus vivencias y recordar la evolución de Río Grande, una ciudad que no deja de crecer, pero que mantiene vivas sus raíces gracias a mujeres como ellas.
() Aire Libre FM 96.3: