Un ensayo clínico a nivel nacional en Australia está probando un nuevo tratamiento para el trastorno de pánico, un estado de ansiedad grave que afecta a alrededor del 5 % de los australianos.
CAMBERRA (Xinhua/NA).- Organizado por la Plataforma de Ensayos Clínicos del Instituto de Investigación Médica y de Salud de Australia Meridional (SAHMRI) entre 20 sitios, el ensayo busca probar una novedosa terapia combinada, HB-1, que se dirige al sistema central de respuesta al estrés del cuerpo en lugar de los neurotransmisores tradicionales, según un comunicado del SAHMRI el martes.
El trastorno de pánico causa ataques repentinos e impredecibles con síntomas como ritmo cardíaco acelerado, temblores y mareos, precisó.
Y agregó que los tratamientos actuales a menudo tienen efectos secundarios y no funcionan bien para muchos, lo que destaca la necesidad de mejores opciones.
El comunicado citó a Toby Whittle, un estudiante de magisterio de 24 años de Adelaida, en el sur de Australia, quien describió los ataques de pánico durante la pandemia de COVID-19 como abrumadores, que causaban temblores intensos y falta de aire, lo que lo llevó a evitar muchas actividades para prevenir la ansiedad.
“Cuando se sufre uno de estos episodios, lo único que se desea es recuperar el control. Un medicamento que pueda ayudar a lograrlo sería un paso en la dirección correcta”, afirmó Whittle.
El tratamiento con HB-1 combina dos medicamentos ya aprobados en Australia para otras afecciones, y el ensayo clínico busca determinar si puede reducir de forma segura y eficaz los síntomas del trastorno de pánico, con menos efectos secundarios, según la investigadora principal del SAHMRI, Fran Adams.
“Lo que hace prometedor a este tratamiento es que actúa sobre el sistema de estrés fisiológico del cuerpo de una manera diferente, lo que podría proporcionar un mayor alivio sin la carga de los efectos secundarios que suelen experimentar los medicamentos actualmente en el mercado”, añadió Adams.
El ensayo clínico está reclutando participantes de entre 18 y 65 años con diagnóstico de trastorno de pánico o que experimenten ataques de pánico con regularidad.