Historias de vida, patrimonio y transformación compartidas por quienes fueron protagonistas del crecimiento de la ciudad En el marco del 104° aniversario de Río Grande, un emotivo encuentro radial reunió a vecinos y vecinas que compartieron recuerdos, anécdotas y reflexiones sobre los cambios vividos en la ciudad a lo largo del último siglo. Alejandra Romagnino, Tony Marquez y Alejandra Feuillade aportaron sus miradas personales y familiares, construyendo una verdadera postal oral del Río Grande de ayer y de hoy.
Infancias marcadas por el frío y la libertad Tony Marquez, autor de un libro fotográfico sobre la historia local, leyó un conmovedor poema que retrata su niñez en los inviernos fueguinos. Evocó paisajes de lagunas congeladas, tardes de trineo, guerras de nieve y meriendas con chocolate caliente. También recordó con emoción el esfuerzo de sus padres, quienes llegaron por barco y avión en la década de 1930 y formaron una gran familia en estas tierras.
La salud, un pilar de desarrollo Alejandra Feuillade, hija del recordado médico Osvaldo Feuillade, narró la llegada de su familia en 1968. Su padre arribó tras leer un aviso clasificado en Buenos Aires y se integró rápidamente a la comunidad médica local, que en ese entonces contaba con apenas tres profesionales. Con el tiempo, fundó la Clínica Río Grande, atendió a generaciones de riograndenses y fue director del hospital hasta el golpe militar de 1976.
Feuillade también relató con detalle cómo era la ciudad en esos años: el impacto de llegar desde Buenos Aires a una localidad con 5.000 habitantes, la vida en hoteles como Los Yaganes y el esfuerzo por construir una salud accesible para todos.
La necesidad de preservar la historia Tanto Romagnino como Marquez coincidieron en la importancia de proteger el patrimonio edilicio y cultural de Río Grande. Lamentaron el abandono de espacios históricos, como el frigorífico o casas centenarias del casco viejo, y reclamaron una mayor voluntad política para declarar fachadas históricas y preservar la identidad local.
Se mencionaron ejemplos como la ciudad de Ushuaia, que logró conservar su historia mediante maquetas, traslados y circuitos museísticos, y se propuso un modelo similar para Río Grande, respetando al menos las primeras estructuras de valor arquitectónico.
Un crecimiento que no debe olvidar sus raíces La historiadora Alejandra Romagnino aportó una mirada más técnica e histórica del desarrollo urbano, recordando que el “lote 41” mensurado en 1926 fue el núcleo inicial de la ciudad. Con la promoción industrial de los años 70, el crecimiento se expandió hacia barrios como el Intendente, Almirante Brown, y luego hacia la margen sur y norte.
Romagnino destacó cómo el trazado original fue dando paso a una ciudad moderna, pero subrayó la importancia de no perder el vínculo con la historia y el valor simbólico de aquellos primeros espacios que dieron identidad a Río Grande.
Un homenaje en primera persona Este especial aniversario dejó una conclusión clara: no hay mejor manera de celebrar los 104 años de Río Grande que escuchando a quienes vivieron, construyeron y aman esta ciudad. Sus relatos son testimonio de un pasado que aún late en cada rincón, y que merece ser cuidado, contado y proyectado hacia el futuro.
() Aire Libre FM 96.3: