El hallazgo de un automóvil desbarrancado en la ladera de un cerro, con las luces encendidas y sin ocupantes, conmocionó a los vecinos de Pico Truncado. El vehículo, que pertenecería a un efectivo de la DDI local, habría sido robado y deliberadamente arrojado al vacío. La Justicia ya investiga el hecho. (eldiarionuevodia.com.ar)
En las primeras horas del domingo, mientras la ciudad de Pico Truncado aún dormía, un llamado alertó a la Comisaría Primera sobre un hallazgo inquietante. Alrededor de las 4 de la madrugada, personal de Guardia de Servicios Públicos Sociedad del Estado (SPSE) que regresaba del Río Deseado dio aviso a las autoridades tras divisar un vehículo en una posición inusual: desbarrancado en la ladera de un cerro, con sus luces aún encendidas y varias puertas entreabiertas.
De inmediato, un patrullero se dirigió hacia la zona del Cerro Mesa, ubicado en las cercanías del cauce del río. Al arribar, los efectivos constataron que efectivamente un automóvil se encontraba encajado en la pendiente, visiblemente dañado, aunque sin señales de un accidente reciente. En su interior, ni rastro de ocupantes.
La primera reacción fue la más temida: que alguien hubiera resultado herido o, peor aún, fallecido en el hecho. Sin embargo, un rastillaje minucioso descartó la presencia de víctimas en los alrededores. El misterio no tardó en ganar terreno.
A través de fuentes consultadas y lo consignado por medios de la zona norte, se pudo saber que con el correr de las horas, las piezas comenzaron a encajar —aunque todavía de forma parcial y con muchas incógnitas. Según fuentes policiales, el rodado involucrado sería un Volkswagen Vento azul, registrado a nombre de un efectivo policial que se desempeña en la División de Investigaciones (DDI) de la ciudad. El dato no hizo más que profundizar el desconcierto.

De acuerdo a las primeras averiguaciones, el vehículo habría sido sustraído del interior del predio de una chacra conocida como “El Paraíso Escondido”, donde permanecía estacionado. Allí, presuntamente, los autores del hecho habrían accedido utilizando una llave melliza o duplicada —una técnica común entre ladrones con conocimiento del funcionamiento interno de los rodados.
Una vez sustraído, todo indica que el objetivo no era simplemente apropiarse del auto, sino hacer un gesto, tal vez simbólico o intimidatorio: trasladarlo hasta una de las laderas del Cerro Mesa y arrojarlo al vacío. La escena —un vehículo costoso, deshabitado, encendido en medio de la noche y lanzado cerro abajo— evoca una acción premeditada y también un mensaje deliberado.
En este sentido, una línea investigativa que cobra fuerza apunta a los vínculos recientes del propietario del vehículo con un grupo de la comunidad zíngara de la región, a quienes se les habría comprado el automóvil hace poco tiempo. Si bien no se han confirmado responsabilidades, desde la fuerza no se descarta ninguna hipótesis, y se analiza la posibilidad de que el hecho tenga connotaciones personales o incluso internas.
El Juzgado de Instrucción Penal y Juvenil N.º 1 de Pico Truncado ya tomó intervención en la causa, mientras que peritos trabajan en el lugar para levantar huellas y restos que permitan identificar a los posibles autores del hecho. A su vez, se ordenaron relevamientos de cámaras de seguridad de caminos rurales y zonas próximas al paraje, con la esperanza de hallar pistas concretas