Comenzó el juicio contra Dylan Catriel Blanco y Mía Villanueva, dos jóvenes de entre 20 y 19 años, acusados de la brutal golpiza que le propinaron en junio del año pasado a Lautaro Maximiliano Ortigoza, de 19 años.Tras la lectura acusatoria por parte del fiscal por tentativa de homicidio doblemente agravada se realizaron las indagatorias en la que el imputado Blanco se negó a declarar.
Acto seguido la imputada Villanueva si accedió y relató las circunstancias previas de amistad con la víctima, Lautaro Ortigoza, con quien señaló incluso que se compartían sus cuentas de Instagram.
Allí aseguró tomar conocimiento de chat de diálogo entre Ortigoza y el co imputado Dylan Blanco, descubriendo que ambos mantenían relaciones sexuales a pesar de que eran primos, lo que pareció ser el motivo del enojo.
Reconoció que extrajo ese chat íntimo y lo publicó en una historia suya de Instagram, además de tratar de “charlar” el tema en varias oportunidad con Ortigoza, sin poder lograrlo.
Si bien no precisó los motivos o móviles del enojo, respecto del día del hecho solo señaló que “la idea era darle dos bifes no una tentativa de homicidio”, dijo sin agregar más ya que aseguró sentirse mal y detuvo su declaración.





Extensa declaración de la víctimaActo seguido declaró como testigo Lautaro Ortigoza quien tuvo una extensa exposición en reconocer una relación de amistad con la imputada Mía Villanueva y ser primo del imputado Blanco, con quien había mantenido relaciones íntimas.
Aseguró que ese día fue citado engañado desde la cuenta de Instagram por parte de un chico de 15 años con el que se mensajeaba en tono “romántico” y desconfió del tenor de sus palabras enviando mensajes a dos amigos sobre su ubicación, lo que a la postre le salvó la vida.
Al llegar al predio de CAP se encontró con su primo Dylan Blanco quien comenzó a agredirlo, a la vez que observaba flashes de luz que dijo “parecía como que sacaban fotos”.
Refirió escuchar la “inconfundible voz” de la imputada Mía Villanueva dando indicaciones, aunque nunca la vió.
Despertó dos semanas después en el hospital y milagrosamente al día de hoy no tiene secuelas o impedimentos físicos producto de este ataque, más allá de cicatrices permanentes en rostro, cabeza y cuello. Refirió no estar interesado en cual fue la causa real de semejante ataque.
El juicio continuará este jueves con más testimoniales.