Erika Muriano está internada con fracturas tras una brutal golpiza por parte de su pareja, Jorge Cancelas. El agresor está libre y su familia clama a la Justicia. El caso ocurre a solo un mes del femicidio de Antonella Aybar, también en Caleta Olivia. (eldiarionuevodia.com.ar)
Caleta Olivia vuelve a estremecerse por un nuevo episodio de violencia de género. Erika Muriano, una joven vecina de la ciudad, fue brutalmente golpeada por su pareja, Jorge Cancelas, quien tras dejarla con fracturas en el rostro y la cabeza, permanece en libertad. El ataque ocurrió en la madrugada del domingo y la víctima lleva dos días internada, mientras su familia denuncia abandono judicial.
La agresión, que incluyó trompadas, patadas, rodillazos y un intento de estrangulamiento, tuvo lugar en una vivienda de la zona de chacras. Erika logró escapar pidiendo auxilio a los vecinos. Según relató su hermana, Florencia Muriano, la joven llegó a su casa «golpeada por todos lados» y minutos después se descompensó. Fue trasladada al hospital, donde permanece internada en observación.
«Le pidió que no la matara. Alcanzó a empujarlo y salir corriendo. Está viva de milagro», contó su hermana al medio Ecos del Sur.
La abuela de Erika, Claudia Sánchez, habló con profunda emoción: «A mi nietito no lo pude salvar, y ahora tengo a mi nieta tirada en una cama del hospital. Esto no puede seguir pasando. Este tipo tiene que ir preso».
El caso está en manos del Juzgado de Instrucción Penal N° 1, a cargo del Dr. Marcos Pérez Soruco, quien todavía no ordenó la detención del agresor, lo que genera indignación y temor en la familia.
El hecho se produce a un mes del femicidio de Antonella Aybar, también en Caleta Olivia, asesinada por su novio Nicolás Moyano, quien luego se quitó la vida. En aquel ataque, incluso fue herida la madre de Antonella al intentar defenderla.
Gabriel Aybar, hermano de Antonella, reaccionó al conocer lo sucedido con Erika: «Que la justicia actúe como debe. No podemos tener más muertes. Hablen, no se callen. Hace un mes mataron a mi hermana y el dolor es inmenso».
Mientras la sociedad exige respuestas, el pedido de justicia se repite con fuerza: que esta vez no sea demasiado tarde.