El Tribunal de Juicio impuso la condena por tentativa de homicidio con los agravantes sostenidos desde la fiscalía. Los jóvenes de 20 y 19 años no habían manifestado arrepentimiento alguno en sus últimas palabras, incluso Mía Villanueva sostuvo sus cuestionamientos a la vida sexual de la víctima.
Los jueces del Tribunal de Juicio Oral, Juan José Varela, Eduardo López y Verónica Marchisio dieron a conocer el veredicto este mediodía a sala llena y una gran expectativa respecto del violento hecho perpetrado el 11 de junio del año pasado.
Dylan Catriel Blanco de 20 años y Mía Villanueva de 19 recibieron una dura condena de 12 años de prisión por el delito de “homicidio en grado de tentativa doblemente calificado” por el ensañamiento y el número de partícipes, en un fallo del que se conocerán los fundamentos el próximo 25 de junio.
Ambos jóvenes continuarán el estado de detención que ya llevan casi un año para purgar una pena que, si bien no son los 20 años reclamados excesivamente por la fiscalía, es un punto intermedio aparentemente justo respecto de los reclamos de la defensas, a las cuales se les rechazaron nulidades y pedidos de inconstitucionalidad planteados.
El juicio que se llevó en un ambiente tenso con la presencia de familias de víctima y victimarios solo se vio manchado por los gritos de la madre de Mía Villanueva a la salida de tribunales, indicando cuestiones relacionadas a presuntos abusos sexuales que no se observaron en ninguno de los elementos probatorios a lo largo del debate.
Escasez de arrepentimiento
Ya en las últimas palabras esta situación se vislumbró con los dichos de Mía Villanueva, quien fue la única en acceder a hablar ante el tribunal antes de dar a conocer la sentencia.
La joven imputada lejos de asumir responsabilidad alguna en el hecho, cuestionó que la víctima haya “mantenido relaciones con un menor de edad”, en alusión a los contactos de Lautaro Ortigoza con un chico de 15 años, el cual prestó su Instagram para la “cita engañosa” en CAP.
En el debate quedó claro, a partir de los testimonios de los propios protagonistas, que Ortigoza y este menor nunca llegaron a intimar, así como que cualquier relación sexual mantenida entre todo este círculo de jóvenes fue consentida desde la elección sexual de cada uno de los protagonistas.
Los dichos de familiares y esbozos de la deficiente defensa técnica que se hizo de Mía Villanueva, no encuentran apoyatura en ningún elemento objetivo de la causa que se haya ventilado durante el debate.
Más allá de esto la compleja trama de relaciones interpersonales, en la vida real y virtual de todos estos jóvenes, no permitió dilucidar con claridad un móvil determinado que haya llevado a semejante acto de barbarie.
El hecho pareció ser fruto de una serie de factores con epicentro en un manejo malicioso de las redes sociales que quedará entre los dichos y silencios de cada uno de los protagonistas de esta compleja historia.

