Una historia de amor, trabajo y compromiso con la ciudad que los vio crecer
En el marco del 104° aniversario de Río Grande, el ciclo de micros radiales organizados por el Sindicato de Petroleros Privados y el Centro de Antiguos Pobladores recibió a dos invitados muy especiales: el exintendente Esteban “Chiquito” Martínez y su esposa Rosario Díaz López. Juntos compartieron una entrañable charla repleta de anécdotas, recuerdos de vida y momentos que reflejan la historia misma de nuestra ciudad.
Chiquito, nacido en el frigorífico cuando Río Grande aún no tenía hospital, fue intendente de la ciudad en cuatro oportunidades, cuando los mandatos duraban apenas dos años. Rosario llegó desde Buenos Aires como maestra en 1964, convocada por el padre Preto para enseñar en el colegio Don Bosco. Su historia de amor comenzó casi por casualidad: ella llegó a la casa familiar de Chiquito como inquilina, y poco tiempo después nació una relación que marcaría sus vidas.
Vivieron en el aserradero del Lago Fagnano durante los primeros años de su matrimonio, donde criaron a sus primeras hijas entre nieve, leña, frío y mucho esfuerzo. Con el tiempo regresaron al pueblo, desarmando su casa de madera para reconstruirla en Río Grande, en un terreno que les cedieron, donde pasaron décadas juntos.
Durante la entrevista, rememoraron la vida en una ciudad de barro, viento y trabajo duro. Rosario, con humor y claridad, habló de sus años como docente, sus recorridos vendiendo ropa casa por casa, y el compromiso con el progreso de la ciudad. “No quiero que esto se achique, quiero que Río Grande siga creciendo, con hospitales, escuelas, con futuro”, expresó con emoción.
Ambos recordaron con cariño a sus familias. Chiquito rememoró el paso de su padre por la aeroposta francesa, el origen de Aerolíneas Argentinas, y cómo su abuelo falleció en un incendio en el frigorífico en pleno invierno. Rosario, por su parte, habló del sacrificio de sus padres inmigrantes, su llegada desde Cantabria, España, y del amor profundo que siente por esta tierra que los recibió.
“Argentina fue una madre para nosotros”, dijo Rosario. “Aquí pudimos darles estudio a nuestros hijos. En España, siendo pobres, eso hubiera sido imposible”.
Con historias de sacrificio, superación y amor por Río Grande, Chiquito y Rosario son testimonio viviente de cómo se forjó esta ciudad. A lo largo de más de 60 años compartidos, construyeron no solo una familia, sino también parte de la historia fueguina.
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() Aire Libre FM 96.3: